1. Limpieza de componentes
La acumulación de suciedad en los intercambiadores de calor, quemadores o filtros puede reducir la eficiencia de la caldera. Una limpieza profunda asegura un funcionamiento óptimo y prolonga la vida útil del equipo.
2. Verificación de seguridad
Un técnico especializado revisará elementos esenciales como la válvula de seguridad, el termostato y el sistema de evacuación de humos. Esto garantiza que la caldera opere sin riesgos.
3. Comprobación de la presión
La presión debe mantenerse en niveles adecuados, generalmente entre 1 y 1,5 bares.
Una presión incorrecta puede afectar el rendimiento de la calefacción y el suministro de agua caliente. 4. Inspección de las conexiones
Se revisan las tuberías, conexiones de gas y sistemas eléctricos para asegurar que no haya fugas ni desgastes que puedan comprometer el funcionamiento.